martes, 14 de mayo de 2013

Querida Venezuela

Con tan solo una diferencia de 262,473 votos, lo que equivale aproximadamente a un 0,6% de los mismos, el ex chofer de autobús Nicolás Maduro fue declarado como candidato vencedor de las elecciones en Venezuela con un 50,75% de los votos a su favor. ¿Qué implicaciones podría tener este resultado tan ajustado en un país tan dividido como lo esta Venezuela actualmente? 

Dado que Henrique Capriles, candidato opositor de Maduro, obtuvo un 48,98% de los votos, queda claro que la población venezolana se encuentra equitativamente dividida en cuanto a su participación y opinión política. Para Maduro esto representa un importante reto a considerar dado que, en caso de que el resultado se mantenga, situación la cual considero que sucederá por motivos que expondré posteriormente, deberá gobernar sobre un país con el cual prácticamente el 50% de su población está en desacuerdo con su ideología.

Para Capriles, por otro lado, dicho resultado tan ajustado representa una esperanza y un acalorado reclamo que deberá resolverse en una auditoría, misma que deberá suceder dado el resultado tan peligroso, y me refiero a este como peligroso por las implicaciones que podría tener tanto para Venezuela como para sus vecinos, específicamente Colombia, como para sus aliados Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia e inclusive Rusia, todos los participantes de esta “petrodemocracia” que el chavismo ha instaurado en Venezuela. 

Con Capriles como Presidente de Venezuela, dicha “petrodemocracia” podría e incluso debería de llegar a su fin. Con el petróleo, Chávez se dedicó a comprar amistades políticas pero hoy en día solo ha heredado una ridícula inflación de aproximadamente un 20%, una deuda externa terriblemente alta, y una economía totalmente dependiente del petróleo en donde alrededor del 80% de la producción del país depende del mismo.

Sin embargo, con el apoyo que tiene Maduro de los militares, es claro que aún con la auditoría, Capriles no ganará. Venezuela es un país bajo el poderío de los militares, y no hay forma alguna que estos quieran cederle, legítimamente o no, el poder a un candidato que podría acabar con la “bonanza” que estos han recibido durante 14 años a manos del chavismo.

Quizás lo más preocupante de esta situación, es el hecho de que Venezuela podría estar al borde de una guerra civil, con condiciones totalmente favorables para la misma. Existe la posibilidad de que en caso de que se realice la auditoría de mala manera, abiertamente parcializada o claramente corrupta, se podría generar una guerra inmediata, y más allá, aún si Maduro gobierna solo para su 50%, dejando a un lado la otra mitad de la población que votó por Capriles, el descontento podría eventualmente desencadenar en un conflicto interno.

Sin lugar a duda, Chávez dejó como herencia un país en una situación precaria: altamente dividido, con una economía sin incentivo alguno, cargada de barreras comerciales, sin movilización de moneda y con un sector privado exterminado y ahuyentado, y con niveles de inseguridad que horrorizarían a cualquier costarricense que cree estar inseguro en nuestro país.

No es envidia de nadie la presidencia de Venezuela, solo el “comandante”, su familia y sus allegados sabrán los beneficios de la labor, y quizás de ahí la indudable perpetuación en el poder del chavismo. Lo más triste es que lo paga el pueblo venezolano, y lo peor es que por lo menos la mitad de ellos ni lo saben.


José Antonio Ventura
Estudiante de la Facultad de Derecho
Universidad de Costa Rica

Artículo publicado en el diario digital el País.cr el 14 de mayo de 2013.

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