martes, 2 de abril de 2013

El desencanto político en Costa Rica

El día 21 de abril del 2012, el diario ElPaís.cr publicó la noticia que la encuesta de Consulta Mitofsky estableció que doña Laura Chinchilla Miranda es considerada “la peor presidenta de América Latina”. Lo que es otro ejemplo de que muy posiblemente todo habitante del país sufre, de algún modo, algún grado de desencanto político.

¿Es el desencanto político producto de la realidad o es la realidad producto del desencanto político? La primera consideración que podemos preguntarnos es si el desencanto es una imagen prediseñada en el imaginario de los habitantes, o si es una reacción que tiene el habitante ante una realidad política adversa.

En mi opinión, la mayoría de los habitantes tienen una imagen sobre la política del país producto no sólo de lo que vive, sino de lo que consume como información. En ese orden de ideas, se puede decir que el habitante costarricense, dependiendo de los círculos de personas con las que se relaciona y la información que reciba de esos círculos, generará una tendencia a orientar su opinión. Por ejemplo: como han sido numerosos los casos que los medios de comunicación de masas publican sobre un gobierno de la República en constante crisis (La trocha fronteriza, los cuarenta asaltos al día en San José); las personas, en su interacción con los otros, hacen una imagen complementaria a lo que viven. Y el desencanto no sería pura “conciencia de clase”, sino una mezcla de ella con una “mercantilización de la crítica popular al gobierno”.

¿Qué debilita la imagen de doña Laura Chichilla? ¿Son las condiciones inherentes de su persona o son las circunstancias que la rodean? Como segunda acotación, la reflexión se encamina a pensar en si ¿es doña Laura Chinchilla víctima o cómplice de su mala imagen? En ese sentido, la media de la población costarricense seguro pensará que son condiciones propias de la señora presidente como “falta de liderazgo”, o “le queda grande la camiseta”, “no tiene lo que se necesita para ser presidente”; sin embargo, sostengo la opinión de que ella no sólo es cómplice de su mala imagen, sino que de alguna manera también hay algunas cuestiones de las que ella no participa y aun así le pasan la factura a su deplorable imagen política.

Se podría decir que doña Laura Chinchilla heredó de sus predecesores un país seriamente debilitado en política pública. Las medidas estatales contra los peores problemas del país han sido deficientes no sólo en el actual gobierno de la República, sino que venían desde hace bastantes mandatos atrás. En mi opinión, desde la implementación de los diversos Programas de Ajuste Estructural (PAE), el país ha tenido en picada sus índices de política pública para bienestar social, lo que desencadena o influencia todas las problemáticas de los habitantes, desde los impuestos e inversión en bienes y servicios públicos, la creación de trabajos, la educación, la seguridad social y la tan amada por los políticos de turno: “seguridad ciudadana”.

Doña Laura “baila con la más fea” porque detrás estuvo el manoseo mal planificado de sus predecesores, entre ellos el nefasto segundo mandato Arias Sánchez. Sin embargo, no ha hecho mérito suficiente para disminuir esos problemas, invirtiendo groseramente en imagen y policía represiva, más allá que en los bienes y servicios públicos para elevar los índices sociales.

¿Es el ciudadano costarricense capaz de identificar y eliminar las raíces del desencanto político? En mi humilde y fatalista opinión, la respuesta es un rotundo ¡No! El problema es la paradoja de la que deviene el desencanto político: la mala imagen política no sólo proviene de la visión del habitante del país, sino que es intrínseca a una pésima clase política que no sólo porta el estigma del “choricerx” que proviene del pasado (anteriores mandatos), sino que engendra y reproduce esa denigrante visión con la manera en la que opera la política del país.

Seré contundente en ésta última conclusión: ¡mientras en Costa Rica cada cuatro años prime el clientelismo sobre la meritocracia, parafraseando a Alberto Cañas: no dejará de meterse la “gradería de sol” a la escena política nacional!

Jorge Enrique Fallas Barrantes
(*) Estudiante de la Facultad de Derecho
Universidad de Costa Rica
 
Artículo publicado en el diario digial El País.cr el martes 02 de abril de 2013.

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