miércoles, 14 de agosto de 2013

Las estadísticas del olvido

Siempre me he cuestionado la frase: “Los niños son el futuro del país”. Me parece que es una frase que refleja de forma sumamente clara la responsabilidad que asumimos como ciudadanos del mundo, como costarricenses, con la niñez, con sus necesidades y su calidad de vida. Esta frase tan romántica pero inaplicable al accionar costarricense y su indiferencia hacia los más vulnerables, en este caso específico: los niños.

La realidad muestra que el Patronato Nacional de la Infancia atiende anualmente un total de 33. 337 menores por conflictos entre los que destacan: conflictos familiares (14. 767), abuso sexual intrafamiliar (711), físico (3337), abuso emocional (691), entre otros.

Estas cifras deberían ser tomadas como una señal de alerta para los costarricenses y plantearnos las interrogantes: ¿Qué está haciendo el sistema para responder a esta problemática? ¿Es la indiferencia un factor determinante para que esto suceda? ¿Estas cifras responderán a la realidad o existen muchos niños sufriendo en silencio?

Ante las preguntas planteadas analizaré una a una las anteriores. Primero, aunque por mandato constitucional el PANI es el ente rector de la protección a la niñez, encontramos en esta institución una incapacidad para resolver los problemas que enfrentan los menores en la actualidad. El contexto costarricense demuestra que el 60% de los niños que ingresan en los albergues del PANI no permanecen en estos por más de quince días, estos datos responden a los menores atendidos en la gran área metropolitana dado que no hay un verdadero control en las zonas rurales.

Pero la problemática no se limita a las deficiencias del PANI. Una de las fuentes más significativas que genera la vulnerabilidad de nuestros infantes es la pobreza y la desigualdad social. Según el decimoctavo informe del Estado de la Nación uno de cada tres niños es pobre esto implica que se le dificulta acceder a cosas tan básicas como lo son una vivienda digna, atención de salud, agua potable y servicio de electricidad. De fondo también tenemos el problema de que la educación no está respondiendo como una herramienta para sacar a estos niños de esta condición, no es ninguna novedad que el sistema de becas Avancemos no está llegando necesariamente a los estudiantes que más lo requieren, que los problemas familiares y la necesidad muchas veces expulsa a esta población del sistema educativo. Y a aquellos que no expulsa no los prepara lo suficientemente bien para acceder a la educación superior o al menos no los vuelve lo suficientemente competitivos respecto a las personas de más recursos. Vemos que mientras que un 47% de estudiantes que ingresan a la UCR provienen de colegios privados, solo un 23% es producto de los colegios públicos.

¿Es la indiferencia un factor determinante para que esto suceda? Yo considero que sí, no podemos recargar sobre nuestros gobernantes y el sistema la responsabilidad total de la niñez en nuestro país. Soy consciente que a diario vemos a niños pidiendo dinero, vendiendo lapiceros y trabajando y además de darle algunas monedas, no hacemos más por ayudarlos. Muchos de nosotros no participamos activamente en diversas de las ONG´s o campañas que pretenden mejorar las condiciones de vida de estos pequeños. ¿Cuántos de nosotros hemos ingresado alguna vez a algún barrio marginal y ofrecido ayuda a algún menor? ¿Cuántos de nosotros nos hemos involucrado en proyectos que pretenden generar actividades recreativas que alejen a los niños del consumo de drogas? Probablemente son muy pocos los que podamos decir yo a estas preguntas. Decir que no, es ser indiferentes, porque la miseria, la violencia, el abandono y principalmente el olvido son cosas que todos conocemos y no hacemos mucho por resolverlo. No todo se limita a recordarlos en las campañas navideñas, a darles un regalo para aliviar nuestras conciencias.

La última pregunta es algo que voy a dejar para que cada uno de ustedes reflexione. Las estadísticas en sí ya son impresionantes, pensar que hay más casos que no están siendo contemplados en estas porque no son menores atendidos por la institución anterior, es aún más alarmante.

Los niños no son el futuro, los niños son el presente.


Gabriela Mora Mora
Estudiante de la Facultad de Derecho
Universidad de Costa Rica

Artículo publicado en el diario digital elPais.cr el 14 de agosto de 2013.

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