sábado, 13 de julio de 2013

Las virtudes de ser mujer ¿Virtudes?

Nosotras las mujeres tenemos tantas dichas, podemos dar vida a seres humanos, desarrollamos un instinto maternal y sufrimos dolores que ningún hombre podría entender. Sí, somos muy diferentes a los hombres y por siglos hemos luchado arduamente por conseguir una igualdad, una igualdad entre desiguales. Durante todo ese tiempo de lucha, la carga de ser mujer, madre y esposa, trabajos que no tienen jornadas y que la única retribución es la satisfacción de ver crecer a un hijo o hacer feliz a un hombre, no era suficiente. ¡No era suficiente!

No, queremos ser más que eso, queremos poder tener un trabajo intelectual, ser reconocidas por nuestro desempeño en nuestra profesión, queremos gobernar un país, ser "CEO" de una compañía, ser abogadas, doctoras, y todas esas profesiones y posiciones que antes eran sólo de hombres, y además queremos un salario por eso, y bien pagado!

Aún y cuando hemos alcanzado todo eso y hasta más, hay algo de lo que no nos hemos podido separar y es que seguimos siendo, para los hombres, un objeto sexual. Logramos ser abogadas y doctoras pero además de eso, somos vistas por nuestros compañeros de trabajo como la "nueva carnada" que todos buscan y compiten entre ellos para ver cuál se queda con la nueva. Porque no importa donde estemos, nunca faltan esas miradas de arriba abajo que todas sabemos que significa que se están imaginando cómo nos veríamos sin ese traje de sastre, de ejecutiva que llevamos puesto.

A los hombres no les pasa por la mente la sensación que nos da a las mujeres, cómo nos sentimos degradadas al no poder caminar por la calle en paz sin que algún hombre sin educación, nos diga una vulgaridad en la calle. Sería bueno que todos los hombres, por un momento presenciaran como otro hombre, igual de vulgar que ellos, le dice un comentario pasado de tono a su hermana, su madre o su hija en la calle. Ya quisiéramos ver su reacción, la ira que sentirían y a partir de esto todos se abstendrían de hacer lo mismo la próxima vez que pasen al lado de una mujer bonita. 

Hemos ganado miles de luchas, hemos llegado donde queremos estar pero no hemos podido cambiar la percepción que tiene la sociedad del rol que juega la mujer. Cada error que cometemos, es porque somos mujeres. Nunca falta la cara de decepción cuando el conductor de al lado se da cuenta que quien va al volante es una mujer, y que esa mujer, solo por ser mujer, cometió un error y por lo tanto no es buena conductora. Otro “problema” que tenemos las mujeres es que nos convertimos en un peso para la compañía cuando se dan cuenta que estamos embarazadas, eso que es un milagro, la alegría más grande de una mujer, es un peso, un costo para una empresa. Por eso, prefieren a los hombres antes que contratar a una mujer.

El único error en las luchas por las que hemos pasado es que buscamos igualdad entre iguales y esto ¡no es así! Somos completamente diferentes, para que seamos iguales necesitamos aceptar el hecho de que nunca vamos a ser iguales que los hombres ni ellos a nosotros. Por mucho tiempo hemos pretendido que no somos vulnerables y que podemos enfrentarnos al mundo sin la protección que recibimos de nuestros amigos hombres, padres, hermanos, etc. Queremos ser iguales, podemos ser iguales, podemos dar lo mismo (intelectualmente) que los hombres pero eso no nos hace menos vulnerables, seguimos necesitando de ese hombre caballeroso que nos abra la puerta del carro y nos regale flores en cada aniversario, de ese hombre (amigo, hermano, hijo, padre, novio, esposo) que nos brinda protección y/o atención que nosotras mismas no nos podemos dar, porque sí somos vulnerables y es una de las virtudes más hermosas de ser mujer.

Mónica Solano Mata
Estudiante de la Facultad de Derecho
Universidad de Costa Rica

Artículo publicado en el diario digital elPais.cr el 13 de julio de 2013.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario