sábado, 8 de junio de 2013

Visión Crítica: Proceso de Matrícula de la Universidad de Costa Rica

En los últimos años el debate se ha centrado, sobre cuáles han sido los aspectos que determinan la obtención de cupo en los cursos de la Universidad de Costa Rica. Se han abordado temas como la eliminación de la matrícula de ampliación, la mala negociación del V Convenio del Fondo Especial Para la Educación Superior (FEES), entre muchos otros aspectos. Lo cierto es que esta problemática se ha visto afectada por otras divergencias, a las cuales si se les encontrara solución, se lograría la aplicación de un sistema mucho más progresivo y eficiente. El faltante de cupos, responde a varios ejes o vertientes, dentro de los cuales podemos mencionar: la planificación, el presupuesto, la infraestructura, y su proceso de adjudicación. Estas nociones se ven estrictamente relacionadas de forma integral.

Sobre la planificación, debemos mencionar, que es el ámbito principal en el que se desenvuelve el acceso a cupos. Si bien es cierto, los planes en infraestructura y detalles de cursos (profesores, materias y cantidad de alumnos por curso) se presentan desde 6 meses antes, por parte de las unidades académicas, hacia la Oficina de Registro e Información (ORI), con una visión de garantizar un trabajo de eficiencia y preparación; esto no se concreta y más bien genera un tema un poco más contradictorio. ORI no ha concretado un trabajo de investigación y fiscalización. No se corrobora la veracidad de los informes. Esto provoca que la labor de adjudicación de espacio físico se torne mucho más complicada. Al asignar aulas, siempre queda un porcentaje menor que debe de ser reubicado, con el fin de certificar un acomodo veraz, seguro y eficiente. Esta tarea se da de manera residual sin centralizar información, por lo tanto, trasladan grupos y se asignan aulas con los sobrantes de diversas unidades académicas. Es decir, según clases o laboratorios, que no fuesen incluidas, dentro de los planes de uso de las unidades.

Durante el periodo de matrícula, la necesidad se torna inminente, más cuando muchos cursos no han logrado ser ubicados o reubicados. Ante esto se dan negociaciones, se ofrecen y se exigen determinados favores. Se da un irrespeto por algunas unidades académicas hacia directrices de Rectoría. Incluso se han utilizado de manera estratégica, estas necesidades, como método de presión para exigir la puesta en marcha de la construcción de los nuevos Mega proyectos de facultades. Y es que se termina ubicando cursos con una cantidad de estudiantes menor en aulas sobre capacitadas, pocos estudiantes en aulas con mucho espacio. Esto también se desenvuelve a la inversa, lo que es aún más preocupante.

El tema presupuestario, generalmente aducido al FEES, se vincula con la planificación. La UCR había logrado concretar un fondo de superávit direccionado parcialmente, por la Vicerrectoría de Docencia, para asignar tiempos docentes. Si bien es cierto, al planificar, las unidades académicas, estas lo hacen tomando en cuenta su propio presupuesto pero algunas terminan sobre utilizándolo en temas no tan primordiales, dejando de lado necesidades inmediatas. Es aquí donde se gestionaba con anterioridad el uso de ese superávit. Sin embargo hoy se utiliza un fondo de ahorro de emergencia. Este fondo anual, termina utilizándose de forma semestral, pues las unidades académicas no logran responder a la demanda, lo que produce que el presupuesto ordinario se fije en cursos que no necesitan tantos recursos, y cuando hay sobre demanda, para la apertura de más grupos, se termina utilizando el de emergencias que se torna insuficiente, para todo el año.

La infraestructura, se analiza de dos maneras. Desarrolla su aparición por la falta de espacios para impartir lecciones, debido a la sobrepoblación del campus universitario, situación que va en alzada cada año, pues más estudiantes se admiten. En este sentido, cuando se trata de laboratorios, por temas de materiales y de pago de servicios se torna mucho más complicado el tema. El otro aspecto tiene que ver precisamente con la asignación de tiempos docentes y la apertura de cursos, de forma extemporánea. El acceso a espacio físico se hace muy limitado. La federación de estudiantes realiza ante esto una labor investigativa, en busca de lugar donde ubicar a las y los estudiantes, para que reciban dichas lecciones, al ser cursos no planificados de previo.

La asignación de cupos, se da de acuerdo a un promedio ponderado de matrícula. El cual adjudica su cupo dependiendo de la demanda, y del desempeño académico. Lo que sucede es que se da una competencia desigual entre estudiantes, por ejemplo: de Medicina con estudiantes de Ciencias Agroalimentarias (Promedios que tienen una brecha diferencial muy marcada entre sí y que benefician a los primeros por su alto nivel de promedio de ingreso).

El sistema de matrícula debería de responder a una realidad inminente, que no se puede ignorar y que está tocando a la puerta de la rectoría. La exigencia estudiantil es al acceso a cursos, poco importa el desempeño académico, si se logra definir el derecho a la educación obtenido. Lo primordial es responder a la demanda, garantizando un acceso a quienes desean estudiar efectivamente, a quienes incluso lo necesitan, tomando en cuenta casos especiales, con trato necesariamente diferenciado. Se hace significativo decir que la adjudicación, en la actualidad, no responde a la realidad universitaria, por cuanto no logra responder a la demanda. A veces provocando, la deserción, pero este es otro tema. 


Luis Paulino Siles Núñez.
Estudiante de la Facultad de Derecho
Universidad de Costa Rica. 
Miembro del Equipo de Matricula de la FEUCR.

Artículo publicado en el diario digital elPaís.cr el 8 de junio de 2013.

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